viernes, 7 de marzo de 2008

LAS TRABAJADORAS ARGENTINAS A COMIENZOS DEL SIGLO XX

La socióloga María del Carmen Feijoo, encargada del enlace del
Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina nos recuerda
que en 1904, Gabriela de Laperriere de Coni, en su función de
inspectora voluntaria de talleres y fábricas presenta un detallado
informe dirigido al Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, sobre
las tremendas condiciones del trabajo femenino en los incipientes
establecimientos industriales, sobre todo en las fábricas de
arpillera.

"Muchos me ha preocupado - decía la informante - este
gremio de trabajadoras. Porque esta industria es perjudicial a la
salud por la cantidad de peluza que desprende la arpillera en sus
diversas manifestaciones. Esa peluza, en extremo difusible cubre
por completo el vestido de las obreras, a tal punto que se tapan
la cabeza con un pañuelo para no ensuciarse el cabello. Sobre
algunas, vestidas de luto, he podido comprobar la cantidad enorme
de filamentos que cubrían sus ropas."

El informe agrega también otros problemas por los
precarios lugares del trabajo: galpones de chapa que aumentan el
calor en verano y el frío en invierno, el uso de poleas y cintas de
las maquinarias sin protección, la presencia de niños y niñas de
corta edad, los horarios prolongados y los grandes riesgos para la
salud pulmonar procedente de la ausencia de ventilación adecuada.

En esa época Alicia Moreau de Justo impulsa una amplia
campaña por el voto femenino, pero recién en 1947, bajo el primer
gobierno de Juan Domingo Perón, y con la fuerte influencia de su
esposa, María Eva Duarte las mujeres logran los derechos legales a
la plena participación política. En la década del 90 se instala el
cupo femenino, de tal manera que al menos los dos tercios de los
cargos electivos deben presentar candidatas, es decir,
ocupados por quienes pertenecen al sexo femenino..

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS Y LAS CIFRAS DEL SIGLO XXI

La creciente presencia de las mujeres en todos los
ámbitos de la vida es señalada en 1963 por el papa Juan XXIII en su
encíclica Paz en la tierra como uno de los signos de los tiempos que
caracterizan esa época en el que también aparecen el protagonismo social
de las clases trabajadoras y la supresión del colonialismo político:
"La mujer ha adquirido una conciencia da día más clara de su propia
dignidad humana. Por ello no tolera que se la trate como una cosa
inanimada o mero instrumento, exige, por el contrario, que tanto en
el ámbito de la vida familiar como en el de la vida pública, se le
reconozcan los derechos y obligaciones propios de la persona
humana".

Unos diez años más tarde, en 1975, con motivo del Año
Internacional de la Mujer, la Organización de las Naciones Unidas
dispone celebrar el 8 de marzo como "Día Internacional de la Mujer",
universalizando así una jornada que ha sido el resultado de la
confluencia de diversos factores, acontecimientos y reclamos ocurridos
en muchos casos hace ya más de un siglo pero que aún hoy conservan su
vigencia.

Así lo demuestran algunas estadísticas que señalan que
según el Censo del 2001, el 52,5% de la población del país son mujeres.
Representan el 40% de la fuerza laboral, pero ganan 34% menos que los
varones, trabajando generalmente en puestos de menor jerarquía.
Por contrapartida, el 40% de desocupados con alto nivel educativo
son mujeres.

El 30% de los hogares es mantenido por mujeres; y el 40%
de las que trabajan los hacen en el comercio y en el servicio doméstico.
Luego le siguen actividades docentes, servicios personales, comunitarios
y en el ámbito de la salud. Históricamente, la presencia de las mujeres
en la educación ha sido muy alta, conservando actualmente un 80% en el
plantel de la enseñanza.

Finalmente, según datos de la policía de la provincia de
Buenos Aires, el 68% de las asesinadas mueren por la acción criminal de
un varón conocido: novio, esposo o amante.: abriéndose así el capítulo de
la violencia familiar.

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